martes, 15 de febrero de 2011

El niño sin sonrisa


 
                                               El niño sin sonrisa.

   Hace mucho tiempo , había un niño rico llamado Raúl que era muy vago y no quería
   estudiar . El niño siempre pedía a alguien que le hiciera los deberes y para su cumpleaños deseó un robot que hiciera los deberes por el . Sus padres , que le cumplían todos sus caprichos se lo compraron, el robot no costaba nada , lo único que pedía era la sonrisa del niño que lo utilizaba. Era una decisión muy difícil , si el niño quería al robot tendría que prescindir de su sonrisa , así que los padres lo consultaron con el niño . Raúl , como no tenía ganas de aguantarles la charla , les respondió sin escuchar:
-         Sí , ya , lo quiero , sí , dale lo que sea , tenemos mucho dinero , podemos comprarlo . ¿No?.
-         Pero cariño , lo que pasa es que…..
  Raúl estaba jugando a su videojuego nuevo , por lo que no le hizo nada de caso a lo que su madre le estaba contando , así que respondió, fingiendo que se estaba pensando la respuesta:
-         Umh……. De acuerdo , compradlo , no pasa nada , yo lo quiero y eso es lo que importa .
 Los padres estaban extrañados por la respuesta de su hijo pero como era tan caprichoso y lo quería con tanta ansia, decidieron comprárselo. Desde entonces , Raúl no volvió a sonreír, al principio era divertido , el robot hacía sus deberes mientras el jugaba a la consola , salía con sus amigos a jugar al fútbol ,  veía la tele ….. la pena era que no podía ni reír ni sonreír pues el robot tenía su sonrisa guardada en su cerebro para poder trabajar.
Al cabo de dos meses el niño se empezó a preocupar porque no podía sonreír y le preguntó a sus padres:
-         Mamá , papá……. ¿Por qué no puedo sonreír?
-         Hijo , el robot tiene tu sonrisa para poder trabajar, nosotros te avisamos pero tú , después de mucho cavilar , nos dijiste que podíamos comprarlo , que no pasaba nada , que lo querías y que eso era lo que importaba.
-         Es que no os estaba escuchando.
-         Pues nos hubieras escuchado , esa compañía de juguetes no admite devoluciones , y ese juguete no se puede apagar nunca, ni siquiera se puede romper, además , a los padres hay que escucharles , hacerles caso , nosotros tenemos más sabiduría que tú porque ya hemos tenido muchos palos en la vida , tienes que tenernos más respeto.
Raúl investigó a la compañía de juguetes y encontró el teléfono de atención al cliente de la compañía del robot y llamó:
-         Piiiiii……… piiiiiiii……. ¿Sí? . ¿Diga? – Respondió una mujer al otro lado de la línea.
-         ¿ Es usted la secretaria de la compañía del robot que lo hace todo?
-          Si , yo soy la secretaria , dígame .¿Que desea?




                                                          1







-         Deseo hablar con el jefe de la compañía.
-         ¿Para qué?
-         Para devolver el juguete .
-         Eso no va a poder ser.
-         Soy un niño , usted sabe que ese robot se alimenta de mi sonrisa y yo la necesito , por favor haga una excepción.
-         Está bien….. ahora mismo se pone.
Al cabo de un rato , una voz masculina cogió el auricular.
-         Hola .¿Tu eres Raúl , verdad?
-         Si , soy yo , necesito devolver el juguete a la tienda , por favor , no puedo prescindir de mi sonrisa.
-         Espera , espera.¿ Tu  pretendes deshacerte de un problema en el que tu solito te has metido así como así , hala , que yo deje que tú devuelvas el juguete a la tienda?  Ja , ja , ja.
-         Mire , yo le prometo que si usted me deja devolver el juguete , yo le juro que seré un niño mejor , estudiaré , haré los deberes , respetaré a mis padres y escucharé sus consejos sin rechistar.
Hubo un silencio profundo al otro lado de la línea . A Raúl se le iba a salir el corazón del pecho de los nervios , estaba muy nervioso, demasiado nervioso. Al fin, el hombre contestó:
-         De acuerdo , pero como no cumplas tu promesa…..
-         Muchísimas gracias , gracias , gracias , desde ahora seré un niño mejor.
Desde aquel día Raúl estudió , hizo caso a sus padres y desde entonces siempre tuvo una sonrisa de oreja a oreja.

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